Por: Deyanira Gálvez
La dramaturga María Teresa Zúñiga, considera por The Oxford Encyclopedia of Theatre and Performance como una de las más geniales artistas de fin de siglo, se conecta puntual a una reunión adecuada al contexto: vía zoom. Nuestra charla ocurrió cuando la pandemia aún no tenía vacuna que la detenga, pero su sensibilidad y lectura son una puesta en escena tan actual como el arte mismo. Su amabilidad hace que el ambiente digital enseguida tome un aire familiar.
¿Cómo ha cambiado el arte con la pandemia?
El arte no puede estar desligado de los otros aspectos que componen la sociedad, como el factor económico, político, ideológico, espiritual. El arte desde siempre ha avanzado en los procesos históricos de la humanidad y en muchos aspectos el arte, el artista y su obra han sido determinantes en estos procesos. El mundo sin arte no sería mundo y está demostrado por miles de años que nos anteceden con personalidades, escritores, músicos, compositores, artistas plásticos que son parte de nuestra historia. Antes de esta pandemia, el artista también ha enfrentado cara a cara otras pestes, pandemias o situaciones límite. William Shakespeare cerraba sus teatros hasta por dos años, no se podía hacer nada frente a estas pestes que surgían en el mundo.
A nivel latinoamericano, al igual que nosotros, el artista se está enfrentando a una serie de situaciones adversas para su trabajo creativo. Sin embargo, existen partidas económicas, posibilidades, salidas. Este tiempo sin precedentes está cobrando vidas valiosas, pero además se está magnificando la verdadera situación del artista. Vemos las calles atravesadas por cuadros e imágenes impactantes, músicos pidiendo una colaboración, no queda de otra ¿no? Yo considero que ahorita pese a la pandemia, pese a la falta de apoyo concreto y evidente por parte del estado, el artista tiene una tarea, un reto: sobreponernos por encima de todas las carencias que estamos atravesando. Pero, aun así, creo que es importante reconocer su trabajo, su importancia.
¿Qué se podría rescatar de esta nueva normalidad desde una perspectiva artística?
Las cosas han cambiado. Tenemos que hacer un trabajo remoto, tenemos que ponernos frente a una cámara, frente a una pantalla y tratar de imaginar un público que nos está observando. Eso es muy difícil para un artista. En el caso de un teatrista, te lo digo yo que soy actriz, directora y productora de teatro, es algo muy complicado porque esa conexión con el público era lo que nos mantenía vivos, más allá de si uno podía vivir del teatro; esa es la misión del artista, mostrar su trabajo a la gente, interactuar con la gente. Pese a eso yo creo que existen algunos beneficios de esta situación, por ejemplo, pasar fronteras, países y mostrar nuestros trabajos, pero eso sí, la calidad tiene que hacerse manifiesto.
Por otro lado, existe la posibilidad de tener mayor llegada al poder, hacernos ver por gente de otros países, pero el costo tiene que bajar. Es algo complicado porque no se trata de hacer un trabajo improvisado, al menos el grupo de teatro Expresión se ha caracterizado por hacer un trabajo comprometido, con mucho nivel artístico, con mucha limpieza y eso definitivamente requiere inversión de tiempo, de trabajo creativo. Es bueno tener la posibilidad de “salir” a mostrar nuestro trabajo a otros países, pero ellos no van a aceptar un espectáculo de mala calidad, por lo que se tiene que contar con equipos, con una infraestructura que permita transmitir y traspasar el muro de la pantalla, poder llegar y emocionar al público, esa es la intención. Para esto se debe contar con capacitaciones técnicas, bajo ningún motivo debe tratarse de colocar cámaras y ver qué resulta. El actor hoy en día debe prepararse para ese nuevo escenario, para ese nuevo público y el papel económico va a jugar un papel importante.
Definitivamente la aparición de los medios de comunicación, los canales digitales, etc. han ayudado a que la pandemia no apague al teatro por completo, porque si imaginamos una pandemia sin redes sociales, probablemente el panorama se vería diferente. ¿Qué hubiera sido del mundo artístico si la pandemia llegaba décadas antes?
Eso es algo que todos nos preguntamos, ¿qué hubiera sido si la pandemia llegaba 20 años antes? Yo estoy convencida de que en esta vida no existen casualidades. Esto que ha sucedido tenía que suceder ahora, suponiendo que esto hubiera llegado 20 años atrás, no hubiéramos contado con el recurso tecnológico, se hubieran complicado más las cosas en todos los aspectos, pero ha llegado en el tiempo exacto. Un tiempo que nos brinda los recursos.
Volviendo al tema de formar colectivos que congreguen artistas de nivel nacional, ¿en qué consistiría este trabajo colectivo?
Primero tendría que ser trabajo de cada grupo, para no perder el estilo, esa particularidad y representación. En el caso de Expresión hemos ido creando una estética propia que se ha ido forjando durante muchos años mediante una preparación contante, lo que ha consolidado nuestro equipo. Por ejemplo, hoy en día, contamos con una persona valiosa, una pieza fundamental en el equipo, su nombre es Marco Miranda, un comunicador que trabaja la parte audiovisual. En él he podido ver que su trabajo desarrollaba un tipo de dramaturgia, a través de sus videos nos contaba historias, nos emocionaba, nos conmovía y ahora que nosotros vamos a ser parte de sus videos; sentimos que él, como director de esos videos, va a aportar de manera importante en el espectáculo a través de la pantalla. Por otro lado, Expresión se ha caracterizado por ser un equipo muy creativo y todos los que conformamos el grupo (María Teresa Zúñiga, Jorge Antonio Miranda, Marco Miranda, Jorge Luis Miranda, Juan Carlos Suárez, Kathlen Jacobo, Lucía Cifardi, Dayana Robles, Mayli Sayas, Carol Iparraguirre) somos parte de un cuerpo, cada uno es parte importante para su buen funcionamiento. Todos aportamos en dirección, en actuación, en fotografía, en edición, en montaje, contamos con esa herramienta fundamental.
¿Se puede vivir del teatro en Huancayo?
Hace muchos años, mi esposo (Jorge Miranda) y yo, lo intentamos. Años atrás ya habíamos trabajado con otros grupos y directores. La idea era dedicarnos al 100% al teatro, pero nuestras familias no estaban de acuerdo, consideraban que nos íbamos a morir de hambre. Pero nosotros apostamos por eso, al menos unos 6 años intentamos vivir del teatro, pero es muy complejo. Incluso ahora, que ya han pasado tantos años, que somos consideramos como uno de los mejores grupos del Perú, hay personas que me dicen “María Teresa, hay una presentación, vamos” y cuando se les pregunta por el reconocimiento económico ellos responden que pensaban que podía ser gratis. Yo creo que hay un tiempo donde uno se entrega al teatro y lo da todo, pero hay otro tiempo donde el teatro tiene que compensar.
¿María Teresa tiene algún sueño frustrado?
Tengo un sueño, no sé si frustrado, pero es algo que está siempre ahí. Me hubiera gustado tener una hija; ahora anhelo con tener nietas, pero de todas maneras creo que es diferente, el vínculo con una hija es una relación de vida. Otro sueño pendiente es visitar China.
¿Hay algo pendiente en la vida de María Teresa Zúñiga?
Para mí siempre está pendiente escribir la última obra. Yo escribo una obra y ya estoy pensando en la siguiente. Para mí escribir un libro va a ser siempre el último libro mientras haya vida, mientras exista. Son más de 100 obras de teatro que he escrito y tengo la satisfacción de que más del 90% de esas obras han sido llevadas al escenario, traducidas a otros idiomas, presentadas en otros países. Ese es un regalo de Dios, es una compensación de años de trabajo sin que nadie nos mire. A veces yo veo jóvenes de 20, 30 años exigiendo que sus trabajos sean vistos, solo les puedo aconsejar que tengan paciencia, que le den tiempo al tiempo. Va a llegar un momento en el que, sin darte cuenta, todos van a querer hablar contigo, esa es la compensación de un trabajo esforzado, apasionado.
¿Qué planes tiene el Grupo de Teatro Expresión?
Nosotros ya hemos cumplido 34 años, y hace poco tuvimos nuestra primera experiencia en zoom, con invitados virtuales. Hemos recibido el apoyo de mucha gente, no pensamos que la lectura dramatizada de Corazón de fuego tuviera tantas reproducciones. Los que fueron parte del panel fueron directores, gestores culturales, artistas de trascendencia. Ahí tuvimos la idea de que si traemos algo bueno definitivamente va a tener buenos resultados. Ahorita estamos calentando motores, escribiendo, pensando en grabar espectáculos cortos, seguir con talleres de dramaturgia, de actuación, de formación actoral, preparación corporal, títeres. Con ayuda de Dios, creo que podremos iniciar con un trabajo fundamental como una plataforma digital que nos abra las puertas del mundo.