Por: Jorge Jaime Valdez
Foto: Miguel Minaya Isla
Ulises Gutiérrez (Huancavelica, 1969) es un narrador atípico; ingeniero sanitario de profesión nos ha regalado en estos últimos años algunas de las mejores novelas y relatos que se han escrito en este país. Hace muy poco Planeta publicó la quinta edición de su único libro de cuentos “The Cure en Huancayo” (2020). El año pasado la misma editorial publicó una de las mejores novelas del 2019, “Cementerio de barcos”. Aparte, encontramos su primera novela, “Ojos de pez abisal” (2011) una historia ambientada entre Japón y los Andes peruanos que recuerda los duros tiempos de la violencia política y “El año del accarhuay” (2016) que forma parte de una colección de novelas escritas por el bicentenario patrio.
“The Cure en Huancayo” está conformado por trece relatos. Estas historias de desarraigo y soledad están pobladas por personajes entrañables que buscan un lugar en el mundo, son desterrados de su cultura, de su rincón en el mundo y se encuentran errantes, inconformes y perdidos en algún lugar que no es el suyo. Todos rememorando tiempos mejores, añorando un pasado feliz, recordando al amor que pudo ser y no fue, tratando de llenar esa soledad que nos habita, añorando amores del pasado y recordando, que es la única forma que tenemos de echar raíces en este mundo que gira a la deriva, infinito e inabarcable.
Todos los cuentos del libro están contados con un lenguaje sencillo, sin pretensiones y el autor logra contarnos historias redondas a pesar de los finales abiertos con una calidez y ternura que emociona. Los personajes caminan por las páginas de este libro conectando fácilmente con sus lectores. La identificación con los personajes memorables de los relatos es inmediata y se debe al buen oficio del creador. Sabe como contar historias, sabe como darles vida a personajes de ficción y sabe conmover hasta las lágrimas. Narrándonos con dulzura el amor y desamor, la soledad y la amistad, el recuerdo y la añoranza de personajes que vivieron la violencia política, los años duros del terrorismo, la hiperinflación del primer gobierno de García, acaso, como estamos viviendo ahora estos tiempos de pandemia.
Ulises Gutiérrez logra en su literatura lo que buscó Arguedas, Rivera Martínez o varios autores indigenistas y se trae abajo ese debate inútil de literatura de criollos o andinos. Su prosa hace convivir armoniosamente el castellano más puro con el quechua más auténtico. Lo occidental se funde con naturalidad con lo andino y viceversa. Parece una tarea sencilla pero no lo es. Muchos autores naufragaron en el intento. Ulises logra que sus personajes andinos se expresen con naturalidad y que la musicalidad del quechua se integre armoniosamente al español que usamos. Sus relatos pueden suceder en su natal Colcabamba, en Huancayo, Lima, o en alguna ciudad de Estados Unidos, Uruguay o Japón, pero funcionan perfectamente. Estos migrantes del mundo, estos inconformes siempre están mirando atrás, ese apacible lugar que los vio nacer y que para ellos es el paraíso en la tierra.
Varios de los cuentos que conforman “The Cure en Huancayo” están contados en primera persona, algunos son monólogos y en otros tantos se usa la segunda persona con una fluidez que sorprende, todos muy sentidos, por cierto. La tradición oral, se nota viva y rebosante en los relatos. Los cuentos que escuchaba el pequeño Ulises de la voz de su abuelo quechua hablante (a quien dedica el libro) están escritos a través del lenguaje propio de sus personajes. El danzante de tijeras que migró a Lima y trabaja en construcción civil, habla con esa dulzura propia de su mundo andino mientras espera la muerte (Wayanaquitos); el estudiante de colegio de los ochentas habla con la jerga típica de esa década (The Cure en Huancayo). Un vigilante de origen andino mientras trabaja en una construcción cuenta con su propio lenguaje una experiencia alucinante en una noche de trabajo en El pozo inútil, un cuento que estaba en las primeras ediciones del libro y que ya no figura desde la cuarta entrega. Esto evidencia que en esta quinta edición encontramos un libro más completo, más decantado, con una unidad temática mas coherente.
La mayoría de cuentos son notables, pero destacan, El viaje de la muchka, Viaje a la china, Wayanaquitos, Cinco soles perdido, The Cure en Huancayo y sobre todo Pintas en civiles. Que es una historia de amor de juventud en los tiempos del terrorismo que ocurre en la UNI donde las pintas de Sendero son emborronadas por unas pintas que dan cuenta de un amor secreto e inolvidable. Quisiera creer que en este cuento está el germen de esa novela formidable que es “Cementerio de barcos”. Estas historias en apariencia banales están llenas de significado y sobre todo cargadas de emoción, mucha emoción. Ulises Gutiérrez es un sentimental, un romántico que resuelve conflictos como si fueran ecuaciones matemáticas, probablemente de ahí venga la perfección simétrica de sus relatos. Además, que tienen la sensibilidad como para narrar desde el interior de sus personajes, incluso sean estos femeninos, como sucede en La penumbra alumbra.
Todo huancaíno que lea “The Cure en Huancayo” se encontrará en sus páginas manchadas de nostalgia. Ojalá pronto Ulises nos regale otro libro de cuentos, mientras tanto solo nos queda, como dice uno de los personajes del relato que da nombre al libro, “seguir viviendo la vida que nos ha tocado vivir”, nada más.